jueves, 8 de marzo de 2012

Diana Bellessi y el lugar de la poesía

La escritora santafesina coordina el taller para el NOA del Fondo Nacional de las Artes. Para ella, poetas y lectores deben tener “una postura de lucha”, y afirma que la lírica es “la pequeña voz del mundo”, más cercana al vulgo que a la élite.

Diana Bellessi timonea, conduce como un “vigía de fondo” la larga mesa en la que se acumulan papeles, vasos con café, mates y sus infaltables cigarrillos, y adonde sus poetas-aprendices de Catamarca, La Rioja y Tucumán persiguen la música de las palabras, el gran lenguaje del vulgo: la poesía.

Al leer uno a uno los versos, la poeta hace pausas como si se quedara sin aire: es su manera de escandir las líneas de la poesía. Su método de escritura consiste en cercenar, segmentar el discurso para que el decir luzca limpio, luminoso como un mundo recién inaugurado. El crítico Jorge Monteleone ha escrito que Diana –que compartió parte de su adolescencia con Alejandra Pizarnik- va detrás de “la utopía del habla”, al dejarse atravesar por las voces de lo colectivo.

La escritora ya coordinó tres encuentros del Taller de Capacitación en Poesía del Fondo Nacional de las Artes; los dos primeros en La Rioja y el tercero en el Museo de Bellas Artes de Catamarca, adonde se realizará el último, el 13 y 14 de agosto.

Bellessi (Zavalla, San Fe, 1946) es una de las figuras sobresalientes de la poesía argentina contemporánea. Su último libro, “Tener lo que se tiene” (Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2009), contiene su obra reunida. Su biografía dice que entre l969 y 1975 recorrió a pie el continente. Luego, durante dos años coordinó talleres de escritura en las cárceles de Buenos Aires. Estudió filosofía y tradujo a la norteamericana Ursula K. Le Guin. En 1993 le fue otorgada la beca Guggenheim en poesía; en 1996 la beca trayectoria en las artes de la Fundación Antorchas; en 2004 el diploma al mérito del Premio Konex; en 2007 el premio trayectoria en poesía del Fondo Nacional de las Artes; en 2010 el Premio Fundación El Libro –Mejor Libro Año 2009- en la Feria del Libro de Buenos Aires. En 2010 fue declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.

* * *

Diana sostiene que la poesía, como género, no está en vías de desaparición sino que sigue teniendo un lugar, reducido, en el espacio de la cultura argentina. La que sigue no es una entrevista sino una conversación durante una de las jornadas de taller en La Rioja.

Ella dice: “En poesía está la industria académica, la industria editorial y la industria de los suplementos de cultura específicamente. Entonces hay que dejar de llorar por eso y hay que pelear por la poesía. La gente que labura en las escuelas y en las universidades tiene que poner poesía para que haya herencia en una cantidad de lectores; la que labura en periodismo tiene que poner la poesía en los suplementos culturales; la que labura en las editoriales tiene que pelear para que la poesía vuelva a los catálogos. Me parece que la postura de todos nosotros, a quienes nos interesa la poesía como poetas y como lectores, tiene que ser de lucha para conseguir más terreno y no de llorar por lo perdido.”

-¿Quiénes son los grandes críticos actuales de la poesía argentina?

-Monteleone, yo creo que él es el que más ha hecho; y también Tamara Kamenszain, que también ha escrito muchas cosas importantes.

Y sigue hablando de lo que pasa con las publicaciones: “Ediciones del Dock está haciendo una gran tarea, es una de las editoriales que publicó la obra completa de Viel Temperley y que también publica a poetas jóvenes, o sea que mantiene instancias generacionales diversas, y eso está muy bien. Entre las editoriales que más poesías publican, las de industrias, está Adriana Hidalgo, que inició una colección importante, como la obra completa de una poeta maravillosa como es Amelia Biagioni, que salió hace unos meses. También publico a Juanita Bignosi, a (Arnaldo) Calveyra, a muertos y a vivos quiero decir. Empezó con Paco Urondo y después se dieron cuenta que la poesía podía ser negocio y les va muy bien.”

“Por otro lado –refiere-, Alfaguara acaba de publicar esta antología monstruosa del Bicentenario, que ha provocado adhesiones y rechazos. Que Alfaguara haya editado una antología de poesía argentina claramente indica que la poesía está volviendo a la industria. Se agotó la primera edición y ahora van a sacar la segunda edición de un libro que es carísimo, porque es muy gordo.”

Concluye: “Las editoriales pequeñas que nacieron como editoriales de poesía pero que tienen distribución y se ven en las librerías son Del Dock, Ediciones Bajo la Luna y En Danza, que tienen una muy buena colección de libros y vienen publicando poesía de larga data. También han salido editoriales nuevas tendientes a construirse en pequeñas editoriales de industria pero que no publican poesía, como Eterna cadencia. Creo que hay una batalla que todos debemos dar y hay infinitos territorios desde los cuales debemos darla.”

Otro problema que aborda es el de las primeras ediciones de autor: “Está muy bien que los jóvenes produzcan libros aunque los lean veinte conocidos y amigos, o que saquen 300 o 500 ejemplares. Mientras tanto, las grandes editoriales sacan mil ejemplares. Y de un narrador argentino también sacan mil ejemplares. Esto hay que recordarlo: que la situación de la cantidad de ejemplares en la poesía va con la literatura completa; no es un problema del género. No es que la poesía genera un problema con el lector y que el lector no la puede leer; lo que pasa es que cada vez se lee menos poesía, pero también se lee menos cuento. Esto, por culpa de la pantalla.”

-¿Es verdad que exige un lector especializado?

-Yo creo que no. Yo creo que los poetas, como príncipes y mendigos, inventamos eso de que la poesía necesita un lector que no es cualquiera. Eso es mentira, sino mirá lo que pasa con la prima hermana de la poesía, que es la canción. Cuando pensás en las letras de canciones de los últimos cuarenta años, te genera mucha dificultad entender lo que sucede allí, y sin embargo tienen la industria discográfica detrás. La poesía es del vulgo, por eso no termina de entrar dentro del monumento de la literatura. Lo que pasa es que el vulgo tiene que tener la oportunidad de juntarse con el poema; y se han interrumpido todos los puentes que hacen que el poema se encuentre con el que lo puede escuchar, lo puede leer. Por eso yo pienso que la poesía es la pequeña voz del mundo, y la pequeña voz del mundo es la del vulgo, no la de la élite.”

* * *

El grupo integrado por Horacio Romero, Magdalena Bo, Lela Bértola, Silvina Chacón, Marcos Olivera, Miguel Oviedo Álvarez, Cristina Pereyra, Gabriel Gómez Saavedra, Graciela Pernasetti y quien firma esta nota, discute el poema “Uruguaí” de Héctor Viel Temperley. Y, a propósito de la visión de sabia inocencia conque está construido, Diana recomienda leer “Paloma avisa el amor”, de la catamarqueña Amelia Walther Pernasetti.

Entonces reflexiona: “Todos tuvimos la experiencia de la poesía cuando éramos niños, la tuvimos cuando empezamos con el lenguaje y en los primeros años de contacto con el lenguaje. Y después nos dormimos, para despertarnos de nuevo. Y sólo volviendo a ese lugar se escriben bellos poemas, si no llenamos los versos de retórica”. Y siguiendo el sentido del texto de Viel Temperley establece una lección inolvidable: “El asunto es que hay que poder desnudarse para nadar y para escribir poesía. Y hay que saber dar un golpe de hacha para escribir poesía”. Dicho esto, ríe feliz.

Jorge Tula
(Artículo publicado en el suplemento de Espectáculos y Cultura de El Ancasti, Catamarca, julio de 2011)

TRES POEMAS DE BELLESSI

Piqueteros, 2

Desgreñados y bellos

moviéndose en grupos

por la larga hilera

No más de dieciocho

años, impera el negro,

remeras estampadas

y vaqueros, cabezas

rasuradas o largo

pelo salvaje o alzadas

las crestas por el gel

Larguiruchos, bajos

o gorditos, mochila

al hombro, zapatillas

y kepis desafiantes

o melancólicos siempre

nuevo el viejo rocan-

roll, hermosura viva

negritos de extramuros,

metálica y erguida

siempre más, siempre así

tomando la vereda

con la birra o el tetra

entre manos, risa,

desesperadas ganas

de vivir, tras la banda

ahora, tras los sueños

por la plata o por la patria

caerán desde el cordón

Todavía no, qué

bellos son mis valientes

de estampita, rojo

y negro va mi ruego:

que se cumpla el milagro y

lo prometo, seré

fiel: mis gauchitos Gil



Poética

Sí, es verdad que la poesía está

simplemente ahí y no tendida

como una reina sino en constante

transformación de eso que miramos

sí, cualquier cosa en la irrazonable

materia yendo del tormento hacia

la dicha y al revés, como el copo

inmaculado de esas flores

desgajadas al cenit y ahora

sí, decayendo pero al centro

se alzan los pimpollos del racimo

enlazados al fin por el tiempo

aunque el próximo abril otro copo

vuelva ingenuo como hoy a florecer

sí, para mostrar la perfección

de la paciencia en la materia

que aparece atolondrada claro

al no ver que la muerte sólo acecha

a la belleza y es precisamente

sí, su única presa, famélica

muerte tan parecida a nosotros

que tenemos toda la poesía

ahí y no tendida sino en labor

constante de quien mira y en su carne

propia, sí, que no ve otra cosa

perdiendo así la ceremonia

de la entera materia donde alguien

corta como yo un ramo y soy

lo cortado esta vez y quizás

sí, lo mirado porque es verdad

que la poesía está simplemente

y no seremos sólo nosotros

quien la revela o lo revelado

(Tomados de: “200 años de poesía argentina”, Alfaguara, 2010)



Retrato de unas damas

Qué bien, esas señoras

inglesas desnudándose

para hacer almanaques

Cincuentonas dispuestas

a diversión y riesgo

con objetivos altos:

juntar plata. Tarea

de beneficencia que hasta

Evita aplaudiría,

sí, guiñando un ojo

y el otro, clavado

en la bailanta más

cercana recordando

esto sí que es la vida

Pero no llevarían

por delante los títulos

de diarios ni ningún

pastor bautista a darles

presto la absolución

Porque el trato señores

es obra, caridad

y no la diversión

de la negrada alegre

por quien estas señoras

que aplaudo tanto y tanto

en un pueblito inglés

se desnudaron. Ellas

dicen, se inspiraron

en aquella película

de streapers donde todos

eran desocupados

Qué bien, qué divertidos

somos cómo aprendemos

la lección. Es la cuna

del feminismo y Engels

aplaudiría igual

que yo, clap, clap el mono

aunque nunca quizás

se fundiría en esa

noche de bailanta, arde

y lo que arde quema

y no entra en almanaques,

caderas, sudor, tetas

se gastan en el aire

para nada, ninguna

capelina inglesa

las cubre, ¿pudor?, no,

un borrón, aquí no hay

teletipos ni diarios

ni pastor metodista

-perdón, no era bautista-

sutil diciendo: veo

más que eso asomándome

a esta cerca. ¿Acaso

se desnudaría usted?

musitó el periodista,

me pagan por andar

vestido, respondió

y clap, clap cómo aplaude

esta mona que nunca

conseguirá la gracia

plena y áspera de otra

cuartetera bailanta

Trajecito inglés y

capelina pálida

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