lunes, 11 de marzo de 2013

Olga

Una pelìcula que encontré ayer en Film and Artsítulo: Olga


Título original: Olga

País: Brasil

Estreno en USA:

Estreno en España:

Productora: Europa Filmes

Director: Jayme Monjardim

Guión: Rita Buzzar basada en el libro de Fernando Morais.

Reparto: Camila Morgado, Caco Ciocler, Luís Melo, Eliane Giardini, Mariana Lima.



Sinopsis:

"Olga" es la adaptación cinematográfica del best-seller del mismo nombre escrito por Fernando Morais. Es un magnífico cuento de amor y de intolerancia que narra la fascinante historia de la revolucionaria de origen judío, nacida en Alemania, Olga Benario Prestes. La película sigue las experiencias de esta mujer extraordinaria a partir de su educación burguesa en Alemania hasta su muerte en una de las espeluznantes cámaras de gas Hitlerianas.

El centro no es el centro


DOMINGO, 10 DE MARZO DE 2013

El centro ya no es el centro













Por Juan Pablo Bertazza

Es notable cómo a veces algunos conceptos de una obra pasan de nivel y se transforman en una especie de símbolo –o incluso de arma contundente– para dar forma e imagen a la trayectoria de su autor.



Tardíamente valorado en Francia, casi todas las miradas de los custodios del saber se empezaron a posar en Jacques Derrida durante la tumultuosa década del ‘60 en los Estados Unidos. Más precisamente en 1966, cuando el filósofo presentó en la Universidad Johns Hopkins su artículo “La estructura, el signo y el juego en el discurso de las ciencias humanas”, que luego sería publicado en La escritura y la diferencia.



En ese artículo, Derrida marcaba un antes y un después en el concepto de estructura, asestándole un fuerte golpe al estructuralismo reinante, a la sazón, en todas las disciplinas humanas. Hasta ese momento, decía Derrida, se buscaba asignarle a la estructura un centro, un origen fijo que organizaba coherentemente la estructura y limitaba su juego. Un significado trascendente que limitaba los sentidos. El centro totalizador se encargaba de cerrar el juego que abría y hacía posible. En ese centro quedaba prohibida la sustitución de los elementos porque, en tanto rey de la estructura, gozaba del privilegio de sustraerse a la misma. En ese sentido, concluía paradójico Derrida, el centro está dentro y fuera de la estructura. Es decir, si bien se encuentra en el centro de la totalidad por comandarla, al mismo tiempo sabe sustraerse de esa totalidad y dejar de pertenecerle, por lo que la estructura tiene, en realidad, su centro en otra parte. La conclusión era tan impensada como urticante: el centro ya no es el centro. Y el corolario era que la estructura sufría una distorsión mientras que el centro se transformaba en un no lugar donde sí se jugaban libremente, y hasta el infinito, las sustituciones. Derrida marcaba como antecedente de esto a Nietzsche, quien, en su crítica a la metafísica, sustituía ser y verdad por juego e interpretación y signo.



Lo notable es que al mismo tiempo que ese centro antes inmaculado se empezaba a caer a pedazos, Derrida comenzaba a dejar los márgenes para desembocar también en otro centro, el centro del saber. En ese sentido, resulta insoslayable el dato de que Derrida nació en los suburbios de Argel, hijo de una familia judía sefardí, y que sufrió la represión del gobierno de Vichy a tal punto que terminó siendo expulsado en octubre de 1942 de su escuela argelina. Un trauma que, además de problematizar con extraordinaria belleza en El monolingüismo del otro, lo acompañaría quizás para siempre.



Se podría pensar que Derrida es a la filosofía francesa lo que es Albert Camus a su literatura. Existen, por lo menos, algunas semejanzas en ese itinerario, en ese trayecto desde los márgenes hacia el centro en un país donde, se sabe, el centro es casi tan inamovible como aquel del estructuralismo. Ambos nacieron en Argelia, ambos soñaron con ser futbolistas profesionales (Camus llegó a ser un buen arquero en diversos clubes argelinos), Camus obtuvo el máximo galardón que ofrece el canon, el Premio Nobel de Literatura, y Derrida no lo ganó, al parecer, solo porque murió antes.

http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/subnotas/4963-633-2013-03-11.html

A pesar de que hoy es el filósofo francés más traducido en el mundo y uno de los que más polémica generaron en las últimas décadas (la publicación de su biografía por Benoît Peeters, sin ir más lejos, generó una rabia infantil en Michel Onfray, quien descalificó de manera vil y obsoleta al autor del libro por ser fanático de Tintín) los filósofos despreciaron y ningunearon durante mucho tiempo la obra de Derrida con el mismo fervor con el que la recibieron los críticos literarios. Otra vez, de la periferia hacia el centro: Habermas lo llamó, en su momento, “autor de una especie de teorización irracionalista posmoderna” y actualmente Derrida es considerado casi unánimamente el filósofo francés más importante de los últimos tiempos, sobre todo por su condición de desbaratador del discurso del saber.



Si dentro de la historia de la filosofía hay un lugar de poeta que ocupó Platón, un lugar de dramaturgo maldito que ocupó Nietzsche, no es descabellado pensar que a Derrida le cabe el lugar de crítico literario de la filosofía. Un lugar que es margen y centro al mismo tiempo. Un lugar desde el que Derrida prácticamente logró borrar las fronteras entre filosofía y literatur

Ecce Homo-Radar Libros


DOMINGO, 10 DE MARZO DE 2013

ECCE HOMO

Por Gustavo Santiago

Escribir una vida. Invertir el gesto divino: pasar de la carne al verbo. Con tamaño desafío se enfrenta todo biógrafo. Si la vida en cuestión es la de un filósofo, los problemas se tiñen de matices particulares. La vida de alguien que se ha dedicado fundamentalmente a escribir, a pensar, ¿puede tener algo suficientemente atractivo como para ser contado? ¿No alcanza con lo dicho y escrito por él? Si estuviéramos pensando en una figura de la Antigüedad, un Sócrates, un Diógenes, esta última pregunta podría carecer de sentido. La vida de un filósofo y su palabra constituían inseparablemente su filosofía. Desde la modernidad, la pregunta por la vida de un filósofo es muy lateral. Casi un pecado de curiosidad. Lo que interesa es qué dijo, qué escribió el filósofo, no cómo vivió. Quizás haya una excepción en aquello que concierne a cuestiones políticas. En ese terreno sí puede pedírsele a alguien que exhiba una cierta coherencia entre lo que sostiene en los textos y su modo de vida. Pero a nadie se le pregunta en un examen de la facultad por qué Rousseau, autor de un texto pedagógico de la altura de Emilio, depositó en el hospicio público a sus cinco hijos recién nacidos.



Benoît Peeters (París, 1956) es un escritor que más allá de haber incursionado en la novela, el comic y la ensayística, tiene especial predilección por la escritura biográfica. Su último trabajo, dentro del género, está dedicado a Jacques Derrida. Peeters estudió filosofía en La Sorbona, y fue dirigido por Roland Barthes en una maestría en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales. Conoce la tradición filosófica, maneja los recursos típicos del género. ¿Es suficiente para afrontar exitosamente la escritura de la vida de Derrida?



Anticipándose a algunos cuestionamientos de capilla, el autor se apura a confesar: “Mi intención no fue proponer una biografía derridiana, sino una biografía de Derrida. El mimetismo, tanto en esta materia como en muchas otras, no me parece el mejor favor que podamos hacerle hoy”. El texto de Peeters estará escrito, entonces, siguiendo las más habituales reglas del género: organización cronológica (con la correspondiente división: infancia y juventud, madurez, vejez), consulta de fuentes, entrevistas a testigos –en este caso, cerca de cien–.



Con esto le basta al autor para componer un libro ágil, por momentos atrapante, que lleva al lector a recorrer un camino que parte de la situación marginal del niño argelino, atraviesa el esplendor de La Sorbona y de las principales universidades norteamericanas y finaliza en el cementerio de Ris-Orangis. No sería de extrañar que, al llegar a este punto, al lector se le escaparan algunas lágrimas, como si perdiera al personaje de una película hollywoodense, de las que apasionaban a Derrida.



Para dar cuenta de la corporeidad del personaje compuesto por Peeters nos detendremos aquí no en la trayectoria intelectual –de la que también se ocupa el texto–, sino en algunos aspectos “marginales” de su vida.



EL NIÑO JUDÍO-ARGELINO-FRANCÉS



En los años de la infancia, su condición de judío-argelino-francés lo llevó a experimentar la marginación y el hostigamiento. Derrida nace en El Biar, un suburbio de Argel, el 15 de julio de 1930. Se trata de una sociedad atravesada por conflictos raciales y religiosos. En 1940, en una escalada de antisemitismo, se deroga el Decreto Crémieux, que concedía la nacionalidad francesa a los judíos de Argelia. A partir de dicha derogación, comienzan a establecerse cupos para los alumnos judíos en las escuelas primarias y secundarias. En 1942, el pequeño Jackie es expulsado de la escuela por su condición de judío (el año anterior ya lo habían sido su hermano mayor, René, y su hermana Janine). Como consecuencia de esto, es inscripto en el liceo Maimónides, que congrega a los chicos judíos. Peeters cita a Derrida: “Creo que fue entonces cuando comencé a reconocer, si no a contraer, ese mal, ese malestar, ese mal-estar que, para el resto de mi vida, me volvió inepto para la experiencia ‘comunitaria’, incapaz de disfrutar de cualquier forma de pertenencia”. El pequeño Derrida afirma haber sufrido casi del mismo modo la segregación antisemita como la “integración” homogeneizadora. Cuando dos años más tarde sean abolidas las medidas antisemitas y pueda reintegrarse al liceo, habrá dejado de mostrar interés por los contenidos escolares.



AMORES



El gran amor de su vida fue Marguerite Aucouturier, hermana de un compañero de la Ecole Normale Supérieure. Marguerite estaba comprometida con “un muchacho serio que caía muy bien a sus padres”. Derrida se convierte en amigo íntimo de la pareja y rápidamente desplaza al (ex) prometido. El noviazgo de Jackie y Marguerite provoca un escándalo en las familias de ambos. Los Derrida no aceptan que ingrese a la familia alguien que no pertenezca a la comunidad judía; los Aucouturier, no se resignan al desventajoso cambio de candidato. Un gesto de Derrida agrava la situación. El hermano de Marguerite cuenta que Derrida envía una carta a sus padres en la cual “en lugar de pedir la mano de Marguerite de modo clásico, exponía en detalle su concepción muy libre de las relaciones de pareja”. Finalmente, se casan, en 1957, lejos de ambas familias, en Estados Unidos.



Más allá de esta relación estable que dio lugar a una familia “tradicional” ampliada algunos años más tarde por la llegada de Pierre y Jean, a Derrida se le sospechan numerosos amoríos. Esto no significa, según Peeters, que haya sido infiel: “Para Derrida, seducir es una necesidad irresistible (...) en él, lo femenino siempre se conjuga en plural. Si Derrida halaga la fidelidad (...) es porque para él cada relación es un acontecimiento único, irreemplazable, por lo tanto piensa que es capaz de numerosas fidelidades”.



Entre esas fidelidades “paralelas” hubo una que le trajo serios dolores de cabeza: la vivida con Sylviane Agacinski, a quien conoció en 1972. Derrida era ya una celebridad en el mundo intelectual francés y Sylviane, una joven estudiante quince años menor que él, “de una belleza que cortaba la respiración”. En 1984, ella le comunica que está embarazada y que en esta ocasión –a diferencia de lo hecho algunos años atrás– piensa tener el hijo. Derrida se aterroriza por la posibilidad de que su familia se entere de la situación (aunque aparentemente todos lo sabían) y decide tomar distancia. Todo estallará algunos años más tarde, cuando Sylviane se case con Lionel Jospin. Durante la campaña electoral de 2002 se publican dos biografías del candidato, en las que queda expuesto que el hijo que Jospin “crió como suyo” es del –por entonces, ya célebre– filósofo Derrida. En toda su vida Derrida sólo vio una vez –por una circunstancia azarosa– a su hijo Daniel.



PLACERES



Además del placer de las fidelidades múltiples, Derrida disfruta de cosas simples como manejar un auto a gran velocidad, nadar, jugar al fútbol y al poker, ver cine y televisión. No disfruta tanto como uno podría esperar de la lectura. Cuando lee, no puede dejar de pensar que está trabajando. Lee para escribir. Y la escritura –o la exposición en conferencias o clases de lo escrito– no siempre le deparó satisfacciones.



PADECIMIENTOS



Por una cuestión de oficio, podría decirse que lo que más atormentó a Derrida a lo largo de su vida fue tener que someterse a tribunales académicos. Padeció los exámenes para ingresar en la Ecole Normale Supérieure (particularmente, claro está, en las dos ocasiones en las que fracasó); sufrió “hasta estar al borde del desmoronamiento psíquico” en sus dos presentaciones en el concurso de agrégation (en la primera ocasión reprobó y en la segunda obtuvo una nota mediocre). Y no se trata de un malestar de juventud. Cuando, en 1981, concursa por un cargo en la universidad de Nanterre, debe atravesar un nuevo calvario. Dominique Lecourt, que lo ve salir de la entrevista “blanco como un papel”, relata que el propio Derrida “más tarde me contó que algunos miembros del jurado se habían divertido leyendo fragmentos de sus libros en voz alta, de la manera más sarcástica posible”.



También se atormenta ponderando el reconocimiento (o la falta de él) por parte de sus pares. Enumerar a aquellos de quienes se distanció por cuestiones de ese estilo daría lugar a una lista casi de la misma extensión que la de quienes fueron sus amigos. Entre las batallas más célebres podrían citarse las que libró con Foucault, Lacan y Bourdieu.



LA VIDA Y EL INTELECTUAL



Sería exagerado afirmar que con este libro Peeters logra esclarecer el pensamiento del filósofo –no hay texto que pueda hacerlo–, pero no sería desacertado sostener que proporciona una buena introducción a él. Tanto por las correctas, aunque inevitablemente apretadas, síntesis de cada uno de los textos más importantes de Derrida que ofrece cuando el hilo cronológico lo permite, como por su atractiva composición de clima de época que permite entrever el marco en que esos textos fueron gestados. Insistimos: no se trata de una “biografía intelectual”. Es, en todo caso, la biografía de un intelectual, de un hombre: Ecce Homo.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-4963-2013-03-11.html

Derrida

Benoît Peeters
Fondo de Cultura Económica



682 páginas
http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/cualit/article/view/4066

Larga Vida a la Tinta Electrónica-Revista Ñ



Arantza Larrauri, la directora de una empresa que distribuye libros digitales en todo el mundo, habla del declive del texto impreso y del largo porvenir del e-book.

http://www.revistaenie.clarin.com/ideas/Arantza-Larrauri-e-book-futuro_0_875312475.html

POR HORACIO BILBAO



FUTURO. La edición virtual sólo puede crecer, dice Larrauri.

En tiempos de crisis como la que viene sacudiendo a España durante los últimos años son pocos los rubros económicos que muestran números positivos. El mundo del libro no escapa a esta realidad. Y si a esto le sumamos las dificultades que impone el cambio de paradigma, la transición de los soportes físicos a los digitales, el escenario de los “mercados culturales” se vuelve todavía más complejo.

Contra viento y marea, el mundo de los e-books sigue creciendo. El libro digital llegó para quedarse. De manera tibia todavía en el mercado español, pero con un horizonte a la vista (en los Estados Unidos ya son más de 3 de cada 10 las personas que cuentan con un dispositivo de lectura digital y los títulos en inglés superan los 3 millones). Sobre la evolución del mercado español charlamos con Arantza Larrauri, la directora de Libranda, un exitoso emprendimiento, el mayor en castellano, que distribuye y gestiona contenidos y servicios digitales para 45 grupos editoriales. Surfeando la marea de la crisis, la firma que timonea Larrauri, una sociedad constituida por 7 grupos editoriales de España (Planeta, Random House Mondadori, Santillana, Roca Editorial, Grup62, SM y Wolters Kluwer), se ha vuelto una alternativa seductora para aquéllas editoriales que no se deciden o no pueden crear sus propias plataformas digitales. Libranda distribuye actualmente el contenido de los editores en 120 tiendas de todo el mundo; entre ellas Amazon, Barnes&Noble y Google. Larrauri aclara que no nacieron para competir con estos gigantes tecnológicos: “Somos una empresa de servicios, no un canal de venta, por tanto no competimos con las tiendas sino que trabajamos con todas ellas tras el objetivo de que los libros de los editores tengan la mayor presencia, visibilidad y difusión posible y estén al alcance del máximo número de lectores”. Las posibilidades de la autopublicación, la competencia entre tablets y readers, los sistemas de copyright y la política de precios, temas de una entrevista que anticipa la visita de la compañía española a nuestro país.



-¿De qué magnitud es la declinación del libro impreso?

-La tendencia varía en función del lugar, pero en España, la caída de las ventas del libro impreso en el mercado trade (ficción + no ficción + infantil y juvenil, excluyendo libro de texto) entre 2009 y 2012 ha sido del 23 por ciento.



-El porcentaje de catálogos digitalizados sigue siendo muy bajo en el mercado español, ¿qué se necesita para que cambie?

-Hasta la fecha, el esfuerzo de la digitalización se ha centrado fundamentalmente en las novedades y podemos decir que, afortunadamente, la gran mayoría de editoriales lanzan al mercado simultáneamente el libro en formato papel y en formato electrónico. Falta, no obstante, digitalizar el fondo editorial. A medida que el número de lectores aumente (actualmente el mercado del libro electrónico en español supone aproximadamente un 2 por ciento del mercado del libro), la inversión de la digitalización del fondo será rentable y se llevará a cabo. El libro electrónico sólo tiene una dirección posible: crecer. Es cuestión de tiempo.



-¿Cuál será el lugar de la autopublicación, la posibilidad de que autores, más o menos conocidos, se distancien de las editoriales y encaren su negocio?

-Mientras el papel mantenga una cuota importante del mercado no creo que los autores que han consolidado su relación con una editorial se autopubliquen y encaren de forma independiente su propio negocio digital ya que las editoriales están negociando conjuntamente los derechos de autor en todos los formatos. No obstante, sí puede haber algún autor muy importante, un autor que en sí mismo sea una “marca”, que pueda permitirse mantener los derechos digitales y gestionar sin editor la venta de su obra en formato electrónico. En cuanto a las plataformas de autopublicación en formato digital (incluyendo a veces la posibilidad de print on demand) para autores noveles o menos conocidos, creo que son un fenómeno que seguirá creciendo y que en algunos casos puntuales servirá de “cantera” para que las editoriales puedan identificar autores interesantes y originales. Lo curioso es que algunas de estas plataformas de autopublicación se plantean ofrecer a sus autores servicios de asesoramiento, corrección, edición, promoción, marketing, gestión de redes sociales e incluso publicarlos bajo un sello editorial digital. Esto significa que empiezan a ofrecer servicios editoriales, a querer convertirse en editores. Pero no me imagino un futuro del libro basado en la autopublicación. El libro seguirá pasando por las editoriales. El editor aporta valor al autor / creador y también al lector y será siempre necesario.



-Hay nuevas experiencias de lectura. Libros multimedia, por entregas... pero en materia de e-books, manda la tinta electrónica, es decir, lo más parecido a la experiencia de lectura en papel. ¿Habrá modificaciones sustanciales en este sentido?

-Es difícil preverlo porque en el mundo de la tecnología los cambios se suceden vertiginosamente y pueden surgir nuevos dispositivos con nuevas soluciones de lectura, mejores que las actuales. Sin duda, la tinta electrónica de los readers es fantástica. Es la tecnología que mejor imita al papel. Sin embargo, la lectura en dispositivos como los tablets está creciendo ya que para muchas personas no es inconveniente que la pantalla esté retroiluminada. Vemos ese crecimiento en el aumento de las ventas de algunas tiendas online que únicamente cuentan con apps de lectura para tablets y smartphones.



-¿Qué posición personal tiene frente al uso del polémico DRM? (Digital Right Management o Gestión de derechos digitales, es un término que hace referencia a los sistemas de control de derechos de autor que utilizan algunas editoriales para prevenir –o impedir– la duplicación de sus contenidos)

-Creo que un sistema de gestión de derechos digitales que sea equilibrado en cuanto a las posibilidades que ofrece a los lectores que adquieren el libro, un sistema que sea imperceptible en el proceso de compra y de lectura del libro y que por tanto permita disfrutar cómodamente del contenido, es legítimo. Sin embargo no creo en los sistemas de DRM excesivamente restrictivos en las posibilidades que ofrecen a los lectores ni en aquellos que se han diseñado de forma que dificultan o entorpecen el proceso de acceso y lectura al contenido. Considero que estos últimos son sistemas que desincentivan al lector, le desaniman y disuaden.



-Desde hace un tiempo vienen sumando a su catálogo libros de editoriales y autores latinoamericanos. ¿Cuál es el mercado en España para ellos?

-El impacto en ventas todavía no es muy significativo porque lo que se observa en el mercado español es que los libros electrónicos que más se venden son aquellos que también se han vendido más en papel, que han sido a su vez los más promocionados en ambos formatos en el mercado local. No obstante, es una cuestión de tiempo y de esfuerzo promocional que estos autores sumen lectores en España. La oportunidad existe.



-La pregunta de siempre. ¿Por qué los e-books siguen siendo tan caros si no hay costos de papel ni de distribución?

-Las editoriales buscan un equilibrio entre el precio que los lectores están dispuestos a pagar por un determinado libro y el precio que, a su vez, permita a la editorial seguir con su actividad, arriesgando, descubriendo, seleccionando autores. Cada editorial sabe dónde se encuentra ese equilibrio, según su organización o estructura. En este momento la mayoría de editores están vendiendo las ediciones digitales a precios que son entre un 30%, 50% más bajos que los de la edición en papel. Ciertamente el libro electrónico no tiene costes de impresión pero la realidad es que dichos costes de impresión son bajos porcentualmente si los comparamos con otros tantos costes que se mantienen en la edición digital: los derechos de autor (que tienden al alza en el digital), los costes de edición, promoción, marketing, distribución comercial, etcétera.

http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/Rumbo-a-la-verdad-sobre-la-muerte-de-Neruda_0_878912334.html

Rumbo a la verdad sobre la muerte de Neruda


Carolina Rojas



Rodolfo Reyes tiene los ojos, las cejas alzadas y esa voz de sacerdote que confirman el parecido innegable con su tío. En su oficina conserva una foto que se tomó el año 1969 en la que aparece sonriente posando junto a Pablo Neruda. En ese tiempo, el poeta era candidato a la presidencia por el Partido Comunista y su sobrino lo ayudaba en la campaña. Las actividades duraron hasta el primero de enero, día que cedió su lugar en favor de Salvador Allende. “Marzo de 1973” está autografiado el retrato. “En ese tiempo estaba bien, no era un enfermo debilitado”, sentencia hoy, ya convertido en abogado, y vuelve a sus recuerdos.



Reyes también visitó a Neruda cerca del día de su último cumpleaños, en el mes de julio e insiste que lo vio de buen ánimo, lejos de la imagen agónica que describía la prensa de la época. Sus sospechas de siempre y lo que fue también un mito urbano en Chile por décadas, hoy cobran fuerza con la exhumación ordenada por el juez Mario Carroza hace algunas semanas para establecer las verdaderas causas de la muerte de Pablo Neruda. El procedimiento se realizaría el lunes 8 de abril, según profesionales cercanos a la investigación. “Mi madre siempre dijo que a mi tío Pablo lo habían matado”, revela Reyes.



Hace casi dos años, el chofer y asistente del poeta, Manuel Araya declaró que él y la última esposa del poeta, Matilde Urrutia, temían que su muerte hubiera sido provocada por los médicos que lo atendieron en la Clínica Santa María, supuestamente cercanos a la dictadura de Pinochet. Hoy, la investigación –que se abrió tras la querella del Partido Comunista chileno– está en su fase decisiva y podría confirmar las sospechas.





Operativo en Isla Negra



Por esa incertidumbre que guardó por años, hace dos semanas Rodolfo Reyes –también representante legal de la familia– se hizo parte de la querella del abogado Eduardo Contreras. Dice que está dispuesto a colaborar en cada etapa de la exhumación y cuenta a Ñ Digital los preparativos de este trámite.



Reyes revela que dos o tres días antes de la semana de la exhumación, se pedirá resguardo total de la parte del predio donde están las tumbas en la casa museo de Isla Negra (ubicada a 120 kilómetros de Santiago). La primera medida será comprobar si los restos enterrados corresponden a Pablo Neruda, proceso en que la colaboración de Reyes será esencial, por ser uno de los descendientes más directos de Neruda, junto a Jaime (67) Trinidad (60), José del Carmen (58): todos hijos del hermano del poeta, también llamado Rodolfo.



Rodolfo Reyes comenta que el trabajo será una excavación de 20 metros –trabajo que se puede extender un día entero– hasta llegar a los cuerpos de Matilde Urrutia y Pablo Neruda que se encuentran en urnas separadas. Un profesional cercano a la exhumación confirmó que los especialistas decidirán qué parte de los restos serán llevados hasta el Servicio Médico Legal en la capital chilena donde se harán los análisis, pero también es probable que se envíen muestras a laboratorios internacionales de mayor calidad y más actualizados en tecnologías que permitan detectar toxinas en los restos del poeta.



Reyes explica que ya se barajan los nombres de los expertos chilenos y extranjeros que participarán en la exhumación. De Chile, aparece Edgar Ruedas, forense odontólogo del Servicio Médico Legal; Viviana Uribe Tamblay, de la Unidad Especial de Identificación Forense de la misma institución; los profesionales de la Universidad de Chile Luis Ciocca, especialista en odontología legal y forense y Germán Tapia, médico legista tanatólogo, entre otros. El equipo estará encabezado por el doctor Patricio Bustos, director del Servicio Médico Legal.



De los especialistas internacionales aparece Mercedes Salado, forense y antropóloga argentina; Ruth Winecker, toxicóloga forense de Estados Unidos; Guillermo Repetto, doctor en Medicina y Cirugía y Máster en toxicología de España y Felipe Donoso, jefe internacional del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).



A mediados del año pasado el abogado del Partido Comunista Eduardo Contreras alcanzó al ministro Mario Carroza un escrito de dos páginas en el que algunos especialistas de Canadá manifestaron su interés de participar en la exhumación. Después de examinar el expediente, el doctor Bhusham Kapur (miembro del Departamento de Medicina de Laboratorio y pato-biología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Toronto) reveló que creía en “la posibilidad de envenenamiento”. Kapur también asesorará a los querellantes durante la exhumación, junto a Walter Parson, austriaco, especialista en genética forense.





Desenterrando la verdad



Sentado en su oficina de la Facultad de Leyes en la Universidad donde trabaja, Eduardo Contreras comenta que el proceso se encuentra en una fase concluyente, porque ya está acreditada la existencia de la inyección puesta al poeta, como lo denunció Manuel Araya. Ahora sólo queda determinar científicamente si esa inyección contenía una sustancia calmante como publicó El Mercurio el 24 de septiembre de 1973 o si, como sostiene Araya, se trató de una sustancia tóxica para asesinar a Neruda. “La exhumación de su cadáver a fin de someter sus restos a pericias con expertos nacionales e internacionales, tiene la tremenda importancia. Sin duda el traslado de los restos desde Isla Negra hasta los laboratorios del Servicio Médico Legal en Santiago, los análisis y la probabilidad cierta de enviar muestras a laboratorios internacionales, durará, seguramente, varios meses”, explica el abogado.



Rodolfo Reyes continúa su relato y recuerda cuando en diciembre de 1992 le tocó participar en la primera exhumación del poeta, cuando fue trasladado del cementerio general a Isla Negra. En aquella ocasión leyó una emotiva carta, y ahora comenta que esta vez también quiere estar presente. Dice que el Instituto médico Legal va a trabajar en primera fila y la familia se ubicará en segundo lugar observando la labor. Aclara que no le corresponde a la Fundación Neruda tener un lugar protagónico como lo ha solicitado estos días. “No son ni herederos ni parientes, la fundación a toda costa quiere estar ahí, no le compete y eso es lo que voy a hablar con el ministro. Juan Agustín Figueroa (presidente de la fundación) ha estado cuarenta años en el poder, además de que no representa el legado de mi tío, se negó a la investigación y a la exhumación argumentando que era una profanación”, agrega.



Reyes conserva intacta la imagen de Neruda, se acuerda de él como una persona afable y cercana. En sus ojos de niño y los de sus hermanos era “el tío de las casas lindas”, con habitaciones colmadas de objetos extravagantes que ocupaban de juguetes. Esos momentos le quedaron grabados de las visitas a la residencia de Michoacán de Los Guindos, donde Neruda vivía junto a Delia del Carril; una casa muy festiva y llena de vida. Iban casi todos los domingos y comenta que “la hormiguita” era muy cariñosa con ellos. “Pablo siempre fue muy cálido con su familia, la distancia vino mucho después, cuando se casó con Matilde Urrutia”, evoca.



Y enseguida explica que hoy sus familiares sólo quieren que se establezcan las verdaderas causas de la muerte de Neruda, que es una deuda con la memoria. “El juez aceptó la querella del abogado Eduardo Contreras, lo que quiere decir que hay un grado de razonabilidad que el magistrado encontró. Era muy difícil en ese entonces, días después del golpe militar… Nos quedamos exclusivamente con la versión oficial, teníamos mucho temor de hablar del tío, en el funeral vimos a los militares y hombres que sacaban fotos para identificar a sus cercanos, esperemos que por lo menos hoy se haga justicia”, dice a casi cuarenta años de la muerte del poeta. Y a días de la verdad.