sábado, 17 de julio de 2010

Cuando llorar es un placer






Cuando llorar es placer
Telenovelas eran las de antes

Carmen Perilli


En las primeras décadas del siglo XX cuando vanguardistas como Borges daban sus primeros pasos, hombres y mujeres comunes, recién alfabetizados, consumían folletines como La novela semanal o La Novela del Día, Allí encontraban un mundo previsible, sin conflictos cotidianos centrados en los sentimientos. Herederos del mundo romántico, los folletines recogen forman una sensibilidad. Las radionovelas fueron sus sucesores, la siesta latinoamericana se pobló con las voces de “El derecho de nacer” y Simplemente María.. La televisión agregó el ingrediente de la imagen- disociada en las fotonovelas, clandestinas contribuyentes a la educación sentimental. La telenovela latinoomericana es hija del folletín, se mueve en “el imperio de los sentimientos” y propone rápidas identificaciones a los espectadores. En Argentina, el género tiene tonos melancólicos, inclusive mórbidos. “Muñeca Brava” repite la historia de la muchacha, aparentemente sin padre, que acaba siendo la heredera de la familia donde entra como sirvienta y, después de bordear el incesto con su supuesto hermano, se casa. Para darle una genealogía recordemos modelos como María de Nadie de Grecia Colmenares o las series de Andrea del Boca. De rubia a pelirroja el modelo de mujer es el mismo: pureza, ingenuidad, belleza, humildad, desventuras de amor que se ven compensadas con el reconocimiento de identidades ocultas. "Rosa de Lejos" no respetó las reglas, escandalizando, pero no por mucho tiempo. Hasta la prostituta ,encarnada por Susu Pecoraro en Apasionada, encuentra un origen digno, después de redimirse en la maternidad. Obras como "Cosecharás tu siembra" donde historia y ficción urdían un camino diferente no tuvieron buena acogida. Las novelas mexicanas, venezolanas, chilenas y colombianas conn figuras masculinas fuertes se basan en las intrigas femeninan. Madres o hermanas, abuelas o tías cuya voluntad férrea se enfrenta a los amantes. Las novelas brasileñas son las más innovadoras, usando la literatura. "La sucesora," "Niña moza", "Nido de serpientes" y "Roque Santeiro". Esta última introduce la ambigüedad, los personajes no eran buenos ni malos-hasta el señorito Malta tiene un toque de ternura, y nos hace reir al son de su cadena, lo mismo que la viuda Porcina que da por tierra con el arquetipo femenino. Ni el santo era santo, ni la novia virgen era bondadosa. Los brasileños se dan el gusto de parodiar al género.Sin embargo, y eso es innegable, muchos seguidores quedaron desilusionados con un final abierto e imprevisible .Será por eso que las nuevas novelas vuelven a los viejos caminos. No convencen del todo. Es el caso de "El Clon" o "Pasión India" donde el orientalismo es evidente así como el carácter esquemático. Para no hablar de las argentinas donde quedamos perdidos en enredos e intercambios de parejas. No se puede desconocer que, poco a poco, las telenovelas evolucionan y tienden a convertirse en formas artísticas autónomas. Por ahora son textos de la felicidad, aunque narren la desdicha, que no suponen grandes cuestionamientos. Las mujeres, reinas o esclavas, están siempre en el centro de ese mundo. Día a día consumimos ese arte feliz, como le llama Beatriz Sarlo en el que llorar es un un placer

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