viernes, 30 de octubre de 2009

"lo que me diste/ es palabra que tiembla/ en la mano del tiempo/ abierta para beber..."


La poesía, ese río innumerable: Juan Gelman

Diario La Gaceta de Tucumán
Carmen Perilli

La poesía de Juan Gelman está estrechamente unida al espesor de la experiencia que suelda mundo y lenguaje. Para él " la poesía es una manera de vivir" ya que "lo que cabe en mí debería caber en los demás". Su búsqueda poética une ética y literatura, su lealtad a la literatura no implica olvido del mundo, sino oficio de "mundar" de escribirlo. Desde sus primeras épocas del grupo Pan Duro y su primer libro Violín y otras cuestiones Gelman trabaja con el habla cotidiana y se inscribe en el linaje de César Vallejo y Nicanor Parra, entre otros, acercando prosa y poesía. Explora la canción popular – como en un tango a Buenos Aires:" escribo versos previamente llorados/ por la ciudad donde nací". – y la poesía amorosa y mística- "cita" a Santa Teresa: "porque sin vos/ ¿qué soy sino desastres?/ ¿adónde voy a parar desviado de vos?/ misericordia mía/sol mío/sol que soleas en medio del amor". El exilio incrementa la cercanía entre palabra y cuerpo: "No debiera arrancarse a la gente de su tierra o país, no a la fuerza. La gente queda dolorida, la tierra queda dolorida.". La lengua se torna insuficiente para significar la muerte, la desaparición, la tortura, la pérdida del compañero, del hijo:" ¿qué voy a hacer con mí / pedazo mío? /¿qué pedacitos puedo ya juntar?.... / ¿rostro es el tuyo? / ¿qué no vemos? / ¿cerca?/ ¿muriendo? / ¿desmuriendo? / ¿para siempre?" . Ese cuerpo imposible, nunca recobrado, presente en su ausencia: "cuerpo que me temblás entrado al alma/frío que me enfriás/ manito tuya /manando sombra/ sombra/ sombra/ sombra / ¿paro tu deshacerte en algún lado?".
Con dibaxu (debajo) entrega un libro de poemas de amor en castellano y ladino, en los que explora el tiempo, juega con el presente y el pasado de la lengua, de su lengua actual y la de infancia. Se cruzan las distintas lenguas en la historia ". "lo que me diste/ es palabra que tiembla/ en la mano del tiempo/ abierta para beber...". Gelman no renuncia a la tradición poética, la lee de modo único, recoge tanto a Quevedo como a Vallejo, abreva en Santa Teresa y en San Juan de la Cruz, com/pone al traducir de modo peculiar otros poetas. Erige, como señala Margo Glantz, una lírica " de cuerpo presente" en la que se destacan el erotismo y el dolor. Su palabra une la escritura del sobreviviente y las palabras desechos, restos, residuos, sonidos oscuros que hablan de la muerte: "Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos, /rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte".

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