martes, 21 de febrero de 2012

Tavarovsky

Poema y dandismo

Por Damián Tavarovsky

10/12/11 - 11:49

El Diccionario de autores latinoamericanos de César Aira es uno de los libros clave en la crítica literaria contemporánea. Somos muchos los que descubrimos autores que no conocíamos, o cambiamos la idea que teníamos de otros que sí habíamos leído, gracias al Diccionario. Escrito con la dosis exacta de erudición y arbitrariedad, de conocimiento y malicia, vuelvo a él continuamente, sin razón previa, sin la necesidad de estar “trabajando” tal o cual tema (no me verán jamás escribir o decir que “estoy trabajando” cuando me refiero al pensamiento o la literatura). Recuerdo ahora un comentario resignado de Aira, arriesgando que, pese a haber centenares de entradas y escritores mencionados, seguramente se iría a reparar en el autor olvidado, en el que falta, en el que no se cita. No seré yo, entonces, quien cumpla esa profecía diez años después de su publicación (ahora que lo pienso, quizás lo más “revolucionario” que haya pasado en Argentina en 2001 fue la publicación del Diccionario…) más allá, por cierto, de que fue escrito a mediados de los 80, y que una clandestina versión fotocopiada circulaba por aquí y por allá en ese entonces. Pero diré, sí, que siempre me intrigó el poco interés, cuando no el desdén, que Aira muestra por Roberto de las Carreras, nacido en 1873 y muerto en 1963, seguramente el más brillante escritor uruguayo asociado al decadentismo y al dandismo. Aira sólo rescata de De las Carreras la polémica epistolar que mantuvo con Julio Herrera y Reissig, antes y después lo maltrata con frases como “una especie de Dalí provinciano”, “su obra no tiene mayor importancia, salvo la de dar un toque de color a su época” y, sobre todo, “su poesía es marcadamente inferior a su prosa”, sobre la que deberé decir unas palabras. Pero antes, señalemos la razón de este excursus. Se trata de la reciente publicación, en la editorial Eterna Cadencia, de Cielo Dandi. Escrituras y poéticas de estilo en América Latina, compilado por Juan Pablo Sutherland, en la colección Nuestra América, que dirige María Moreno. El libro no tiene la pretensión de presentar textos y autores no frecuentados (la originalidad hay que buscarla en los artículos de Enrique Raab sobre Manucho, y de la propia Moreno sobre Arturo Jacinto Alvarez) y, en ese sentido, nos hubiera gustado encontrar una mirada levemente menos canónica, algo más arriesgada; sino el de establecer un mapa, una especie de introducción, una selección de escritos esenciales del dandismo latinoamericano que pueda posicionar al libro como un volumen de referencia sobre el tema. Objetivo que logra con creces. Y por supuesto, aparece, aunque lateral, Roberto de las Carreras. El antólogo, quizás lejanamente influenciado por Aira, elige unos fragmentos de la polémica con Herrera y Reissig, y deja afuera otros textos, en especial uno, que le hubiera dado otro tono al libro (y al Diccionario de Aira, también).

Debo confesar, antes de avanzar, que alguna vez ya escribí en este espacio sobre Mi herencia, poema nodal en la obra de De las Carreras, casi nunca mencionado, diríase que olvidado. Pero como se sabe, el público se renueva (u olvida lo que leyó), así que me permito repetirme. Así comienza: “Tengo hace mucho tiempo un enemigo/Grande, fuerte, por todos respetado (…) Es, por desgracia, el Código Civil!” La historia es sencilla, aunque desopilante: el narrador es el hijo natural de un padre millonario que acaba de morir, y el Código Civil le impide cobrar la herencia. Durante más de ochocientos versos, con una ironía única, maravillosa, De las Carreras narra el pesar del dandi heredero que no fue, ni será jamás; situación grave tratándose de un poeta que no sabe hacer otra cosa más que escribir, tener una vida diletante y un destino de fracaso.

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