domingo, 23 de octubre de 2011

Es Sueco y Es Poeta-Carmen Perilli

Domingo 9 de Octubre de 2011 | Tomas Tranströmer es un auténtico poeta, un hombre aislado hace más de 20 años por la afasia. Sus poemas arman otro mapa de su país, a partir de metáforas que resultan sorprendentes sin necesidad de tener que abandonar el lenguaje llano. Es el sexto autor de su nacionalidad que recibe el máximo galardón de las Letras en 110 años. Por Carmen Perilli | Para LA GACETA - Tucumán

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ampliar | EL CREADOR GOLPEADO Y GALARDONADO. El hombre encerrado en su mudez se refugia en la poesía que se vuelve hacia lo esencial, el alma y la naturaleza.
Desde que se anunció el Premio Nobel de Literatura no descansan los usuarios de las redes sociales que intentan saber quién es Tomas Tranströmer, una rara avis, sueco y poeta. Mis amigos poetas festejan, mis amigos suecos también. No se concedía el premio a un poeta desde 1996 y es el sexto autor sueco en 110 años del Nobel.

El mundo occidental se encuentra con otro que sorprende, con un perfil muy distinto al del novelista japonés Haruki Murakami y al poeta y músico Bob Dylan, dos estrellas de la tierra de las celebridades. La alteridad de Tranströmer proviene de la literatura nórdica, un tanto descentrada con respecto a Occidente. Sin embargo conocemos su teatro y, en los últimos tiempos, su narrativa. Pero Tomas Tranströmer está lejos de Henning Mankell y de Stieg Larsson, que han dinamitado la representación apacible de Suecia en el exterior.

En este caso hablamos de un poeta, muy conocido en su país, cuya obra nos habla de la naturaleza y el espíritu. El dictamen de la Academia llama la atención por su falta de precisión: "A través de la condensidad (sic) de sus traslúcidas imágenes, nos aporta un acceso fresco a la realidad". No hace justicia al hecho de que Tranströmer es un auténtico poeta, un hombre aislado hace más de dos décadas por la afasia de la que, paradójicamente, tiempo antes, en 1974 escribía versos proféticos: "Entonces llega el derrame cerebral: parálisis en el lado derecho / con afasia, solo comprende frases cortas, dice palabras / inadecuadas". Ese hombre que no puede hablar "confiesa que el sonido le produce una intensa alegría".

Sus poemas arman un mapa de un país "donde el bosque estalla en primavera" después del largo y oscuro invierno, y las noches brillan blancas; un lugar donde el hielo y la nieve ofrecen la posibilidad de retirarse del mundo.

Colores
El creador sorprende con sus metáforas sin abandonar un lenguaje llano: Suecia en diciembre puede ser "una extenuada / barca en tierra". Juega con el silencio de la naturaleza y escudriña sus secretos: "En lento remolino ha subido el silencio / hasta aquí desde el centro del mundo, a enraizarse y crecer / y con frondosa copa sombrear la escalera del hombre, / entibiada por el sol".

El verde exterior se metamorfosea en "verde interior / astuto y esperanzado". De la inmanencia a la trascendencia el poeta se figura "Libre del agobiante torbellino, se hunde / el viajero hacia la zona verde de la mañana". Las raíces de los árboles forman un "poderoso sistema". Azorado, el hombre constata que "a flor de tierra / -en abundancia tropical- está el verdor / con los brazos al aire, en escucha / del ritmo de una bomba invisible".

Si Borges creía que peligraba el mundo en el amanecer, Tranströmer afirma: "En las primeras horas del día, la conciencia puede abarcar / el mundo". El poeta puede "oír la oscuridad"; los recuerdos lo miran.

Signos
La búsqueda de la palabra es otro de sus temas. El poeta puede ser "un niño aislado, ausente, inmóvil con miedo". Pero siente su íntima relación con lo que le rodea. Está "cansado de todos los que llegan con palabras, palabras, pero no lenguaje". Busca lo salvaje, aquello que no tiene palabras. Frente a un mundo "de multitudes ciegas e inquietas, / que pasan por las calles camino de un milagro".

El hombre encerrado en su mudez se refugia en la poesía que se vuelve hacia lo esencial, el alma y la naturaleza. Lo salvaje no tiene palabras, advierte, pero la música llega adonde el lenguaje no podrá llegar nunca. "Lo único que quiero decir / reluce fuera de alcance / como la plata / en la casa de empeños", reza uno de sus poemas. El bosque se ha transformado y el poeta afirma: "Heredé un bosque sombrío, pero hoy yo camino en otro bosque, el luminoso".

Miradas
En Tranströmer, con una mirada entre surrealista y simbolista, el sueño y el poema se acercan. Siempre con el afán de mostrar retratos cotidianos de la realidad cercana, afirma: "Un poema no es otra cosa que un sueño que yo realizo en la vigilia. El sueño y el poema vienen de la misma persona". Su obra pertenece a la tradición de la poesía mística, central en la literatura sueca.

El lector siente la dificultad de la traducción, ya que no puede apreciar el sonido y el ritmo, propios del sueco. Ya que como el poeta afirma: "El poema va a depender siempre de la lengua en que nació. Pero tal vez en el futuro va a ser más fácil para el poema atravesar fronteras".

Conocerlo es un primer paso.

Carmen Perilli - Doctora en Letras, profesora de Literatura Hispanoamericana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, investigadora del Conicet

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