domingo, 8 de agosto de 2010

Las venas de América Latina siguen estando abiertas


Un texto maestro
Por Carmen PerilliPara LA GACETA – Tucumán
Cuando tengo en mis manos este libro del uruguayo Eduardo Galeano no puedo menos que mirar la primera edición que está en mi biblioteca desde 1971, con tapas falsas y llena de cicatrices. Nuestra historia de lecturas está profundamente relacionada con la Historia, en particular en el caso de libros censurados y perseguidos como si contuvieran el mal.Más allá o más acá de las polémicas suscitadas desde su aparición, Las venas abiertas de América Latina es un texto maestro, como llama Fredric Jameson a aquellos relatos que leen el código cultural de una época y de una sociedad. Un texto híbrido que se devana entre discurso histórico y político.Beatriz Sarlo asevera que “Cuando el ensayo presenta una certidumbre, sucede como con el aforismo: se la comparte o se la rechaza”. Desde el título que escenifica el desgarramiento, Galeano nos interpela. Lejos de sustraer su figura, asume la responsabilidad de la denuncia del vaciamiento y la depredación de América LatinaPlantea: “Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta”. El libro se divide en dos partes: 1) La pobreza del hombre como resultado de la riqueza de la tierra y 2) El desarrollo es un viaje con más náufragos que navegantes. En la primera estudia los ciclos del oro y la plata que se continúan con los ciclos del azúcar, del cacao, del café… Economías que suponen la exacción y la violencia ejercida sobre indígenas y negros. En una América proveedora de riquezas naturales, la mayoría de cuyos habitantes vive en la pobreza, en un proceso que ni aún las grandes revoluciones agraristas han logrado revertir. En la segunda parte aborda el siglo XX y la presencia inglesa en un continente cuya desintegración profetizó Simón Bolívar cuando ve desarmarse su sueño de la Patria Grande.En el epílogo, escrito en 1978, Galeano afirma haber escrito el texto para conversar con la gente y divulgar las historias ocultas por la historia oficial. El libro abarca cinco siglos y puede considerarse incompleto. Sin embargo, la pregunta que subyace a lo largo de sus páginas sigue siendo actual: “¿No ha sido la nuestra, una continua experiencia histórica de mutilación y desintegración disfrazada de desarrollo?”.Muchos años han pasado y Galeano ha escrito otros grandes textos como la trilogía Memorias del Fuego. Los libros respiran de modo diferente. La respiración agitada y utópica de Las venas… sigue siendo atrayente. Leerlo en democracia es un privilegio. Por ello y porque la memoria es uno de los oficios más saludables es que no descartaré mi antigua edición.© LA GACETA
Carmen Perilli – Profesora de LiteraturaHispanoamericana de la UNT, investigadoradel CONICET.

domingo, 25 de julio de 2010

La Carretera


Ayer fui a ver la película "La carretera" de John Hillcoat sobre la novela de Corman McCarthy. La fotografía espectacular no oculta cierta lentitud un tanto exasperante. No he leido la novela pero la violencia implícita, la desolación que encierran esas figuras de padre e hijo vagando por un mundo sin futuro, acechados por el canibalismo son excesivas. El sombrío panorama no evita una suerte de "final feliz"
Me quedé atrapada en la silla aunque, por momentos , quería salir corriendo. Nada que ver con el género catástrofe y en ese sentido un avance. Pero el pesimismo azota al espectador que recibe pocas claves. La mayor perplejidad ese mundo en marrones y grises donde el único color es el de la sangre del canibalismo. Después de verla hay que sumergirse en las películas de Chaplin.
Me gusta la crítica de
AULLIDOS.COM
Por Carlos Marín
El apocalipsis va a llegar, que diría aquel sabio en televisión. Puede que estemos o no preparados, pero el cine, como arte industrial que es, nos entretiene al mismo tiempo que nos prepara para esa futura e hipotética situación. Desde profecías Mayas, pasando por desiertos cyberpunks hasta mundos desolados hiper-realistas, donde la miseria del ser humano pisa cualquier esperanza venidera. Es precisamente de este último grupo al que pertenece The Road, donde el (prácticamente) desconocido director John Hillcoat nos invita a mirar, atónitos y desconsolados, la desolación más absoluta. En casi todos los sentidos, The Road podría describirse como una película enfermiza. Pero que no se malinterpreten estas palabras, ni es asquerosa, ni tampoco es explícitamente violenta. Es un film sobre un mundo enfermo, cancerígeno, que va muriendo poco a poco delante de nuestros ojos. El hachazo a la felicidad, la visita de un doctor con malas noticias, el inevitable fin de los días. Y en la diana, en el punto de mira de la cámara, se encuentran los dos personajes principales, padre e hijo que luchan por atravesar el largo camino hacia el sur con la esperanza de encontrar algo más que la nada. Los dos personajes principales (se podría decir que hasta tres si hacemos la vista gorda) están genialmente dibujados. Por desconocimiento hacia la novela original se podría decir que vienen así de serie, pero uno no puede evitar admirar la dedicación de Viggo Mortensen por entrar de lleno en el papel del padre superviviente, donde los juegos de miradas con su hijo proporcionan conversaciones sin palabras. El amor y el odio pasan por su relación, incluso un leve momento de felicidad, y con un film tan concreto narrativamente es esencial una buena dirección de actores, pues es su peso el que lleva toda la carga emocional. ¿Se consigue? Por supuesto que sí. Otra cosa es que lo que se quiere transmitir sea agradable hacia la audiencia. Que nadie espere grandes dosis de terror. O incluso acción, como se puede intuir en diversos avances. The Road es un film estrictamente intimista, con diversos pasajes por los que los personajes van atravesando, capítulos con un inicio, desarrollo y fin que ayudan al espectador a comprender los horrores de un mundo que se ha ido al traste. Es una estructura algo difícil de digerir, muy cercana al tono de una novela (podría ser obvio, pero no lo es), con elementos trágicos y en ningún momento épicos. En un mundo enfermo, la muerte es algo cruel y sucio, no sirve para recrearse en ella ni para intentar ser estéticamente artístico con ella. La muerte es el fin, rodada en bosques cuyos árboles caen solos por su propio peso. No hay poesía, solo pura narrativa estática. Algunos dirán que es una maravilla, otros dirán que es una decepción y unos últimos opinarán que es una película lenta y sin alma. Quizás, la sensación más objetiva que uno pueda dar de The Road es que es todo lo dicho anteriormente a la vez. Te machacarán cual insecto anímicamente, te sorprenderás por su calmado desarrollo sin (aparentes) giros de guión y te levantarás cual muerto viviente de la butaca al encontrarte cara a cara con la más realista y cruel miseria humana. Luego, en casa, las noticias de terremotos en lugares lejanos sonarán a todas horas, y puede que pienses que sigue siendo algo ajeno a ti. O puede que recuerdes a ese padre y a ese hijo arrastrando un carrito por una carretera llena de escombros, visitando las ruinas de su propio mundo. El hombre, como apuntaba Haneke en la que podría ser una precuela de esta The Road (la extraña El tiempo del lobo), es un lobo para el hombre, hasta el fin de sus días. Lo mejor: Su sobriedad argumental y su estricta dirección: la desolación hecha imágen. Lo peor: Puede crear un ambiente tan deprimente que afecta a la conexión directa con los personajes.

martes, 20 de julio de 2010

Homenaje a Marcelo Quiroga Santa Cruz


Al cumplirse 30 años de su asesinato y desaparición María José Daona me hace llegar un homenaje al escritor e intelectual boliviano Marcelo Quiroga Santa Cruz.
María José escribió

Marcelo Quiroga Santa Cruz es una figura importante del siglo XX boliviano por dos motivos fundamentales: en el marco político, se destacó su lucha por la nacionalización de los hidrocarburos, la defensa de la justicia social y el enjuiciamiento a las dictaduras. En el marco literario es un escritor destacado debido a que su novela Los deshabitados ha sido considerada como la renovación de las letras bolivianas. Por cumplirse 30 años de su asesinato y desaparición, creo importante hacer un recorrido por la obra del intelectual como forma de recordar su vida y su muerte.

Nació en Cochabamba en 1931. Estudió Derecho y Filosofía y Letras en Chile y en la ciudad de La Paz. En 1952 su familia se exilia en Chile tras el triunfo de la Revolución liderada por el Movimiento Nacionalista Revolucionario. En Chile escribe su libro de poemas inédito Un arlequín está muriendo (1954) bajo el seudónimo Marcel Adán. Luego escribirá dos novelas Los deshabitados y Otra vez marzo-
El 17 de julio de 1980, el mismo día del golpe de Estado liderado por Luis García Meza Tejada, la Central Obrera Boliviana (COB), es asaltada por un grupo paramilitar bajo el mando de García Meza y Arce Gómez durante una reunión del Consejo Nacional de Defensa de la Democracia. Quiroga Santa Cruz es torturado y asesinado. Su cuerpo se encuentra desaparecido.

lunes, 19 de julio de 2010

La ciudad de las columnas


LA CIUDAD DE LAS COLUMNAS
Un documental de Luis García Verdú sobre la Habana, corazón de Cuba


http://www.temakel.com/cinedccolumnas.htm

LA CIUDAD DE LAS COLUMNAS


ALEJO CARPENTIER, GUERRERO DE LA LITERATURA LATINOAMERICANA
Carmen Perilli
La obra de Alejo Carpentier se asemeja a una catedral medieval de exquisita y elaborada factura. Se erige deslumbrante en medio de un sistema literario de dramática historia, riqueza de la pobreza de un continente que se desangra de lectores. Sus cartografías abarcan islas y mares, selvas y sabanas. La mirada del cubano, como la de su último y más entrañable personaje, el picaresco Cristóbal Colón, está marcada por el deslumbramiento de un sujeto entre mundos. La obsesión es cómo hacer novela en América Latina. La respuesta la encuentra en la historia y el mito..
Sus relatos mezclan, triturando, todo tipo de materiales; están llenos de sonidos: tambores y sinfonías, canciones y óperas. No sólo se trata de nombrar y apropiarse de la realidad sino de sacarle sonidos, colores, texturas y líneas al lenguaje. La literatura se yergue con orgullo de artificio. El Camino de Palabras entre Europa y América, el tránsito entre Allá y Acá resulta más confiable si se tiende, de modo paralelo, a la travesía de algún prestigioso explorador- un cronista del siglo XVI, un viajero del siglo XIX, etc. Las travesías construyen puentes inverosímiles, encuentran armonías caprichosas en el mestizaje cultural.
En Los Pasos Perdidos, el encuentro con el pasado implica el reconocimiento de la pertenencia al presente. El trayecto que lleva de la Ciudad del Gusano al Neolítico termina en el siglo XVI, en el claro de Santa Mónica de los Venados, la primera aldea. Las metáforas centrales están referidas a la relación entre escritura y conciencia americana
Los linajes de la cultura americana, se remontan a los discursos de los cronistas y viajeros, “ojos imperiales” que inventarían un continente. Puede decirse que Carpentier como Colón en El arpa y la sombra persigue “... un país nunca hallado que se te esfumaba como castillo de encantamientos cada vez que cantaste victoria, fuiste transeúnte de nebulosas, viendo cosas que no acababan de hacerse inteligibles, comparables, explicables, en lenguaje de Odisea o en lenguaje de Génesis.
Su escritura está llena de museos, archivos, colecciones, escenarios con los que rescata y ordena, otorgando nuevos sentidos. La semilla del arte está en la infancia del hombre y el mundo, pero su realización plena depende del retorno al presente, de la aceptación del mundo de la razón con la asunción de “la guerra del tiempo”. El narrador debe abandonar el paraíso, un decepcionante anacronismo, donde el arte no es tarea. “El pasado no es imaginable para quien ignore el ropero, decorado y utilería de la historia”nos dice uno de sus personajes. .. La escritura recupera esos paraísos infantiles, para encerrarlos en el papel y proyectarse hacia el futuro. La entrada a las "mansiones umbrosas" del Romanticismo es clausurada. Alonso Quijano recobra la lucidez, tomando distancia del mito. El deseo de identidad del escritor oscilará siempre entre Juan el Romero y Juan el Indiano, entre el Arpa y la Sombra en un Retablo de Maravillas cuyo resplandor está en las fulguraciones de la palabra.
Academias y congresos pregonan la defensa de la lengua, el mercado gobierna, en forma despótica, los destinos de la literatura mientras nuestros estados nacionales desertan en cultura y educación y gran parte de nuestros escritores reniegan del legado de Martí. La riqueza engañosa de las imágenes masivas acompaña la transformación de los libros en mercancías. Los lectores de este segundo milenio son sujetos dispersos, sacados de lugar, inmersos en el ruido y la prisa, cuando no en la miseria y el analfabetismo. Necesitamos desesperadamente volver sobre nuestros pasos, reconstruir ese claro del bosque, lugar de “silencio, espeso de tantos silencios donde la palabra recobre “ un fragor de creación”. Sólo así podremos lograr el estado de espíritu necesario para acceder a ese almácigo de posibilidades que ofrece la literatura latinoamericana. Si esto no sucede los estantes de esa biblioteca que tanto trabaja y amara Carpentier se tornarán cada vez más borrosos e inaccesibles. Y nuestra memoria literaria será derrotada por el olvido fatal.

La Gaceta Literaria
Carmen Perilli


Bibliografía
Carpentier, Alejo, Los pasos perdidos, Bs.As. : Andina, 1969.
Guerra del tiempo, Barcelona: Barral, 1970.
El arpa y la sombra, México: Siglo XXI, 1979
González Echeverría, Roberto, Mito y Archivo.Una teoría de la narrativa latinoamericana.
México: FCE, 2000

sábado, 17 de julio de 2010

Cuando llorar es un placer






Cuando llorar es placer
Telenovelas eran las de antes

Carmen Perilli


En las primeras décadas del siglo XX cuando vanguardistas como Borges daban sus primeros pasos, hombres y mujeres comunes, recién alfabetizados, consumían folletines como La novela semanal o La Novela del Día, Allí encontraban un mundo previsible, sin conflictos cotidianos centrados en los sentimientos. Herederos del mundo romántico, los folletines recogen forman una sensibilidad. Las radionovelas fueron sus sucesores, la siesta latinoamericana se pobló con las voces de “El derecho de nacer” y Simplemente María.. La televisión agregó el ingrediente de la imagen- disociada en las fotonovelas, clandestinas contribuyentes a la educación sentimental. La telenovela latinoomericana es hija del folletín, se mueve en “el imperio de los sentimientos” y propone rápidas identificaciones a los espectadores. En Argentina, el género tiene tonos melancólicos, inclusive mórbidos. “Muñeca Brava” repite la historia de la muchacha, aparentemente sin padre, que acaba siendo la heredera de la familia donde entra como sirvienta y, después de bordear el incesto con su supuesto hermano, se casa. Para darle una genealogía recordemos modelos como María de Nadie de Grecia Colmenares o las series de Andrea del Boca. De rubia a pelirroja el modelo de mujer es el mismo: pureza, ingenuidad, belleza, humildad, desventuras de amor que se ven compensadas con el reconocimiento de identidades ocultas. "Rosa de Lejos" no respetó las reglas, escandalizando, pero no por mucho tiempo. Hasta la prostituta ,encarnada por Susu Pecoraro en Apasionada, encuentra un origen digno, después de redimirse en la maternidad. Obras como "Cosecharás tu siembra" donde historia y ficción urdían un camino diferente no tuvieron buena acogida. Las novelas mexicanas, venezolanas, chilenas y colombianas conn figuras masculinas fuertes se basan en las intrigas femeninan. Madres o hermanas, abuelas o tías cuya voluntad férrea se enfrenta a los amantes. Las novelas brasileñas son las más innovadoras, usando la literatura. "La sucesora," "Niña moza", "Nido de serpientes" y "Roque Santeiro". Esta última introduce la ambigüedad, los personajes no eran buenos ni malos-hasta el señorito Malta tiene un toque de ternura, y nos hace reir al son de su cadena, lo mismo que la viuda Porcina que da por tierra con el arquetipo femenino. Ni el santo era santo, ni la novia virgen era bondadosa. Los brasileños se dan el gusto de parodiar al género.Sin embargo, y eso es innegable, muchos seguidores quedaron desilusionados con un final abierto e imprevisible .Será por eso que las nuevas novelas vuelven a los viejos caminos. No convencen del todo. Es el caso de "El Clon" o "Pasión India" donde el orientalismo es evidente así como el carácter esquemático. Para no hablar de las argentinas donde quedamos perdidos en enredos e intercambios de parejas. No se puede desconocer que, poco a poco, las telenovelas evolucionan y tienden a convertirse en formas artísticas autónomas. Por ahora son textos de la felicidad, aunque narren la desdicha, que no suponen grandes cuestionamientos. Las mujeres, reinas o esclavas, están siempre en el centro de ese mundo. Día a día consumimos ese arte feliz, como le llama Beatriz Sarlo en el que llorar es un un placer

Nieve en nuestra casa de El Paraíso


Un espectáculo único, por primera vez en el siglo nieve en Tucumán. Nos levantamos con los copos cayendo encima de las palmeras y las santa ritas. Espero que no se quemen pero es extrañísimo. Mi casa al fondo fue un lugar de peregrinaje . El cerro está bellísimo y sólo hace unos días hacía calo.